20080620

casa os nolaster



Casa en Loredo, Cantabria.

Se presenta un proyecto de arquitectura bajo las siguientes condiciones. Una pareja ha comprado una de las contadas fincas urbanas con vistas al mar que quedan sin edificar en la costa del Cantábrico. Después de peinar cada pueblo costero desde Plentzia hasta San Vicente de la Barquera durante casi un año encontraron el lugar que buscaban en una urbanización creada en los años setenta junto a Loredo, un pueblo playero satélite de Santander en el municipio de Ribamontán al Mar. La parcela 21 de la Urbanización El Bosque tiene una pronunciada pendiente hacia un acantilado de 30 metros donde rompe la mar. El viento del Noroeste es una presencia violenta casi constante que no deja crecer ningún árbol sin resguardo. Cuando un seco castellano llega allí se pregunta porqué todas las casas están construidas en las laderas sur, dando la espalda al mar. Lo que sucede es que el sol es lo más apreciado por los montañeses que se construyen una segunda casa por aquí, mientras que el mar es para ellos algo evidente. ? “Nosotros, sin embargo venimos de lejos buscando el mar, el viento, las olas y entonces, a pesar de ir contracorriente, decidimos quedarnos en la 21”. 90 x 50. 4500 m2 con una edificabilidad del 8%, es decir, 360 m2 construibles. Los sótanos no computan. Altura máxima de 3 m al alero y 6 m a la cumbrera. Retranqueos de 10 m a linderos y 12 m al eje del vial trasero. 11 m de desnivel. 30 minutos andando a la Playa de Langre y 10 al extremo oriental de la Playa del Puntal que cierra en su otro extremo la bahía de Santander. Horizonte cantábrico desde Cabo Mayor, al oeste, hasta Cabo de Ajo, al este.
Se define un movimiento de tierras en la parcela con el propósito de generar un jardín protegido del viento marino. El edificio queda incluido dentro de un prisma de base cuadrada (22x22) y altura de tres metros y medio. La cubierta ecológica y transitable es la fachada más vista de la casa. El programa de la vivienda se desarrolla en planta primera, con una planta baja (o sótano, según a quién se lo cuentes) de garaje, instalaciones, almacén, porche y jardín de sotavento. Ningún elemento construido en cubierta (chimeneas, barandillas, etc...) supera la línea del horizonte de una persona situada en la cota de la calle.
La voluntad de interferir lo menos posible en la topografía visual del paisaje ha llevado a pegar la casa al terreno y establecer modalidades de cubierta y fachada que se relacionen de forma directa con el entorno. La idea de un “edificio agazapado” está detrás de las decisiones en cuanto a volumen, posición, ocupación, imagen exterior y acabados de fachada.
La propiedad establece un programa de “segunda vivienda” (todos sabemos que algún día acabará siendo primera), condicionado por una variación en la intensidad de uso en cuanto al número de personas, el tiempo de estancia y la época del año. La complejidad programática (pareja, familia, amigos; verano, invierno; fin de semana, temporadas largas;) se resuelve atendiendo a valores de ahorro energético, simplicidad espacial y flexibilidad de uso. La distribución del programa de la vivienda en bandas perpendiculares al eje longitudinal de la parcela es la siguiente (en orden de cercanía al mar): salón/comedor/biblioteca + despacho; habitación Santander + baño + aseo/almacén + cocina + baño doble + habitación multiorientada; patio vertical + zaguán norte + patio acceso; habitación introvertida + baño indiscreto + espacio breve + espacio flexible + baño abierto + habitación bañera; patio hueco + zaguán sur + patio helechos; habitación múltiple + baño + salón elevado sur + baño + habitación no vacancies. La casa OS está servida.




La experiencia de la complejidad sencilla.




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